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Madre Asunción
Soler Jimeno

Madre Asunción Madre Asunción nació el 19 de agosto de 1882 en un pueblo de Valencia (Quart de Poblet) que por aquel entonces contaba con unos 1500 habitantes. Sus orígenes fueron muy humildes, su padre trabajaba en una fábrica de ladrillos y su madre era una joven y ferviente católica. Su niñez transcurre con normalidad: estudia, juega, sueña, tiene ilusiones que se hacen realidad. Confesará que era muy terca, hoy diríamos que independiente. Venía con una fuerte personalidad que mamá sabe encauzar sin intentar apagarla. Como si hubiera estudiado psicología y pedagogía en la Universidad se muestra maestra insuperable. Primero ilumina la infantil inteligencia con ideas fuertes capaces de arrastrar la voluntad. Después logra envolver su sistema pedagógico con su ternura maternal.

El 1 de Julio de 1897, cuando todavía no había cumplido los quince años de edad, ingresó en la Congregación de Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, en Caudete. Siempre manifestó su profundo espíritu religioso y se distinguió por su agudeza, capacidad de estudio y decisión para emprender cualquier misión. El día 13 de septiembre de 1897, viste el hábito carmelita en dicha Congregación y profesa al año siguiente el 17 del mismo mes.

Patio Interno En 1919 es enviada a Málaga por la Superiora General respondiendo a la llamada de Don Manuel González García Obispo de Málaga, hoy santo; para revitalizar a las Carmelitas de San Juan de Dios. En febrero de 1919 llega Madre Asunción Soler al Limonar (Málaga), casa asilo de niñas huérfanas y noviciado de las Hermanas Carmelitas de San Juan de Dios, y aquí permanece hasta el 27 de junio de 1922, fecha en que retorna a Orihuela para preparar y tomar parte en el cuarto Capítulo General de la Congregación.

El 4 de septiembre de 1922 se celebra el Capítulo General de las Hermanas Carmelitas de Orihuela y en él sale elegida Superiora General Madre Asunción Soler. Sin embargo, no llegará a materializarse dicha elección, siendo los inescrutables caminos de Dios los que la llevarán hasta Málaga, donde aquel Santo Obispo Don Manuel González García la recibirá con los brazos abiertos.

Manuel González A llegar esta hora crucial para Madre Asunción, San Manuel González García le abre las puertas de la Iglesia de Málaga. En esta oportunidad el venerable Obispo discierne con sabiduría el verdadero carisma de Madre Asunción. Él sabe por experiencia qué es el carisma fundacional y ha visto cómo se ha revelado en Madre Asunción ese don otorgado por el Espíritu que le ha convertido en auténtica fundadora de una nueva Congregación, con una índole propia, después de haber realizado la reforma o revitalización de las Carmelitas de San Juan de Dios.

Los planes de Dios, expresados por San Manuel González García se concretizan en la fundación de la nueva Congregación y así en 1924, nace la Congregación de Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús, que Madre Asunción Soler dirige como Superiora General, hasta su muerte, ocurrida el 6 de julio de 1959 en la Comunidad de la Prisión de Yeserías (Madrid), dejando a la Congregación consternada, pero fortalecida por su herencia espiritual.

La voluntad de Dios se hace por encima de todo.

Madre Asunción Soler Jimeno

Por sus fuerzas no confíen en nada. Pero con Dios lo valemos todo, lo valemos todo, lo sabrán todo, lo podrán todo.

Madre Asunción Soler Jimeno

Debemos hacer de nuestro corazón un sagrario donde hablemos con Jesús donde quiera que estemos. Nadie nos lo puede impedir.

Madre Asunción Soler Jimeno

A medido de la fe y del amor que tengan y a la medida de la humildad con que vayan y practiquen las cosas, harán o no harán apostolado.

Madre Asunción Soler Jimeno

Si se fían de Dios, si van unidas a Él, si se abandonan a sus manos amorosísimas, llevan la sabiduría divina. Por lo tanto, no hay quien las gane.

Madre Asunción Soler Jimeno

Madre Asunción Soler Gimeno, natural de Quart de Poblet (Valencia, España). Se distinguió por su talante de mujer fuerte, de gran sensibilidad humana y espiritual, de profunda vida de fe, abierta y solidaria a las necesidades y a la cultura de su tiempo en actitud de abandono en la Providencia de Dios. Como si el profeta Elías le hubiera puesto su manto, Madre Asunción se lanza, arrebatada por la gloria de su Dios, a darlo a conocer y llevar su ternura a los hombres. Algunos de los rasgos de su personalidad fueron:

Sobre estos sólidos cimientos de su personalidad se va edificando su gran casa; esta casa posee paredes firmes, gruesas, pero sencillas, forjadas en una fuerte experiencia de Dios, alimentada por una profunda fe y oración, con clara identidad religiosa Carmelita por la que ella lucha y a la que ella defiende a lo largo de toda su vida abandonada y sometida sólo a Dios. De esta vida consagrada, vivida desde la relación más profunda con Dios, va surgiendo y alcanzando una gran experiencia contemplativa-mística. "En ninguna parte estamos solas. Dios está conmigo y yo con Él. Debemos hacer de nuestro corazón un sagrario en el que hablemos con Jesús, donde quiera que estemos. Nadie nos lo puede impedir" (T.M.).
Madre Asunción vivió hasta el límite la "pasión por Cristo y pasión por la humanidad". El celo por la Gloria de Dios la devoraba, como al profeta Elías. Siempre dispuesta a construir el Reino de Dios, no se amedrentaba por las dificultades terrenales, sino que lo confiaba todo en Dios y para Dios. Prueba de ello es que por el número de fundaciones Madre Asunción se coloca entre las primeras fundadoras españolas. De 1923 a julio de 1959, en que fallece, lleva a cabo noventa fundaciones en siete países de tres continentes.
Dios y los hijos de Dios. He aquí sus dos pasiones que animaban toda su vida; a lo largo de ella alumbró noventa fundaciones, que le urgían constantemente y la llevaban hacia opciones arriesgadas. Pese a todo, tiene y comunica la certeza de: "la Voluntad de Dios se hace por encima de todo", si "nos abandonamos en sus manos amorosísimas". "En esta medida haremos o no haremos apostolado".
Cada persona era para ella como un santuario, comenzando por las hermanas que tanto quería, amor que se percibía al acercarse a ella; imponía respeto y al mismo tiempo confianza. Llevaba muy dentro a Jesús y actuaba en cada caso en consonancia con esa realidad. Pensaba: "lo que hacéis con uno de esos pequeños, conmigo lo hacéis"; esta cercanía y sencillez provocaba el dialogo y sus decisiones iban precedidas de este diálogo fraterno y respetuoso.
Era, además, muy comprensiva, e intuía las necesidades y situaciones de las personas con fina sensibilidad. Era buena psicóloga, así lo testimonian las personas que la conocieron. "Tenía una mirada firme, delicada y penetrante".
Ella hacía vida las palabras de Jesús: "no temáis..." Dios sabe lo que os hace falta. Nunca nos abandona. No se cansaba de insistir en que amáramos a Jesú;s, que lo imitáramos siempre, es el Único que tenemos que tener como modelo siempre. "Si se fían de Dios, si van unidas a Él, si se abandonan al poder de Dios en sus manos amorosísimas, llevan la sabiduría divina. Por lo tanto, no hay quien las gane".
La Madre Asunción supo estar al lado de María, la gran modelo para ella. Así en silencio aprendió como ella a sufrir, a escuchar la palabra de Dios, lo que la llevó a dar respuestas muy concretas en cada momento de su caminar cotidiano. "La voluntad de Dios está en hacer su voluntad, he aquí que estamos para lo que Dios quiera".
María y San José significaron mucho para ella, acudía a ellos en los momentos difíciles. También como Carmelita los amaba, imitaba y vivía sus virtudes.
La capacidad de servicio gratuito y desinteresados eran actitudes que asumía con humildad y sencillez: "vosotras no os canséis de hacer el bien" la llevaba a descubrir dónde estaban las verdaderas necesidades de los más pobres y necesitados, se entregaba plenamente a resolver los problemas más urgentes con discernimiento, (presos, niños abandonados, ancianos, enfermos), etc.

Debemos hacer de nuestro corazón un sagrario donde hablemos con Jesús donde quiera que estemos. Nadie nos lo puede impedir.

Madre Asunción Soler Jimeno

Toda la felicidad está en Dios, por eso para gozar de paz, para sentirse feliz, hay que saber amar.

Madre Asunción Soler Jimeno

El que ama no necesita que le hable nadie, el alma que está enamorada de Dios, cuanto menos la hablen mejor.

Madre Asunción Soler Jimeno

Hay que vivir abandonadas en los brazos amorosos de Dios y que Él obre como quiera y de la manera que quiera en nosotros.

Madre Asunción Soler Jimeno

Si se fían de Dios, si van unidas a Él, si se abandonan a sus manos amorosísimas, llevan la sabiduría divina. Por lo tanto, no hay quien las gane.

Madre Asunción Soler Jimeno
Brigada Antiacoso