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Crónica de la salida de senderismo (Río Castor)

Crónica de la salida de senderismo (Río Castor)

Crónica de la salida de senderismo (Río Castor)

Club de Senderismo Monte Carmelo. 10 de junio de 2018. Destino Río Castor (Estepona) La última salida del Club correspondiente al curso 17/18 ha sido al Río Castor, que algunos tuvimos la suerte de hacer también con el Club el curso pasado. Como en aquella ocasión, ha sido una ruta muy divertida, refrescante y que no defrauda ni a los más atrevidos senderistas. A las 10 de la mañana nos dimos cita en la puerta del Colegio un grupo de treinta “valientes” con muchas ganas de disfrutar y pasar un día diferente en medio de la naturaleza. En esta ocasión y, como casi siempre, nos despedía la Hermana Maricarmen. Ya en el autobús se hizo la lectura del Evangelio del día y, después, algunos aprovecharon para echar una cabezadita (¡esa tan buena que se echa después de un desayuno!) antes de iniciar el recorrido. Otros, por su envidiable edad… ¡no pararon ni un momento! Llegados a la gasolinera donde nos dejaba el autobús y después de unos tres cuartos de hora por un sendero de tierra, por fin llegamos a la primera poza por la que accedíamos al río (¡qué baño más fresquito y tranquilo nos dimos!). Allí empezaba nuestra andadura por el cauce, tras la foto de familia, de aproximadamente un par de kilómetros muy divertidos y recomendables para todos los públicos. Sólo hay que tener cuidado de no resbalar y de no ser devorado por algún “sapo” (sapillo), aunque por suerte llevábamos a la “guardiana del río” que se encargó de avisarnos sin aspavientos de todos y cada uno de los que había por el camino... Algunos tramos se hacen sorteando piedras de todos los tamaños y otros en plena inmersión y con mochila en alto…. o directamente nadando ¡si tienes suerte de que tu mochila la lleve otro! Alrededor de las dos de la tarde llegamos a la Charca de las Nutrias en la que disfrutamos de un fantástico baño, jugando con las pequeñas corrientes y cascadas que se forman en la parte alta del río. Aprovechamos para comer y algunos para seguir en remojo. Una vez terminado el almuerzo y la pequeña “sobremesa” iniciamos el camino de regreso por el mismo cauce. En la bajada hay que ser igual de cuidadosos o más que en la subida para no resbalar. Es una ruta preciosa. La vegetación que bordea el río, el agua, los pececillos… son una mezcla perfecta. Pero como siempre, lo mejor, la compañía. Os damos las gracias a todos por el buen rato y el buen ambiente del que hemos disfrutado y agradecemos a Dios el día tan bonito que nos regaló. ¡Nos vemos en la próxima! Familia Carbonero González
  • Fecha: 10/06/2018
  • Categorías: Pastoral, Senderismo
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